Porque la sabiduría no solo está en los libros, sino en las sobremesas
Si algo he aprendido en el mundo empresarial, es que los mejores consejos no siempre vienen de los gurús de negocios, sino de esas charlas de cocina que tuve con mi abuela. Ella, sin haber estudiado administración de empresas, sabía lo que realmente hace que un equipo funcione y que una empresa prospere.
Así que hoy te comparto los consejos de mi abuela que han sido clave en mi camino como empresario, mentor y consultor. Léelos con atención, porque si a ella le funcionaron en la vida, a ti te van a servir en tu empresa.
- “Mijo, si los bueyes tiran cada uno para su lado, la tierra queda mal arada”
Un equipo de verdad camina en la misma dirección. Si cada quien está en su mundo, haciendo lo que le parece sin conexión con los demás, la empresa se convierte en un terreno poco apto para sembrar y cosechar el éxito.
Hazle caso a la abuela:
- Define un propósito claro y repítelo hasta que lo sueñen despiertos.
- Asegúrate de que cada miembro entienda cómo su trabajo impacta en los resultados generales.
- Reúne al equipo y pregúntales: “¿Estamos caminando en la misma dirección juntos o solo compartimos el terreno?”
- “Muchacho, la confianza es como las porcelanas: se rompen y ya no quedan igual”
Puedes tener un equipo lleno de cracks, pero si no hay confianza entre ellos, olvídate de la magia. La confianza es el pegamento que hace que un grupo de gente realmente funcione como equipo.
Hazle caso a la abuela:
- Promueve conversaciones abiertas, sin miedo al qué dirán.
- No mates al mensajero: si alguien trae un problema, escúchalo antes de culparlo.
- Celebra los éxitos colectivos, no solo las estrellas individuales.
- “Si no se hablan claro, terminan peleando por el hueco del roscón”
Si en tu equipo cada quien entiende las cosas a su manera, tienes un problema serio. La falta de comunicación efectiva es la cuna de los malentendidos, los errores y los dramas innecesarios.
Hazle caso a la abuela:
- “Lo que no se dice, se asume. Y lo que se asume, se malentiende.”
- Usa canales claros y evita las conversaciones de pasillo como fuente de información oficial.
- Antes de cerrar una reunión, pregunta: “¿Estamos claros o necesitamos un traductor?”
- “Los trapitos sucios se lavan en casa”
En los buenos equipos, los problemas se hablan y se resuelven dentro. Los equipos débiles, en cambio, se los llevan afuera: quejas en los pasillos, rumores y un ambiente tóxico.
Hazle caso a la abuela:
- Si algo te molesta, dilo directo y con respeto, amable y firme. Nada de indirectas.
- Enséñales a solucionar conflictos rápido: una reunión a tiempo evita meses de chismes.
- Como líder, da el ejemplo. No critiques en privado lo que puedes corregir en equipo.
- “Aplauda mijo, eso no le cuesta nada”
El trabajo bien hecho debe reconocerse. Un simple “gracias” o “buen trabajo” hace más por la moral de un equipo que cien discursos motivacionales.
Hazle caso a la abuela:
- Celebra los logros en equipo, no solo los individuales.
- Un reconocimiento sincero vale más que un bono frío y sin emoción.
- Recuerda: la gente se queda donde se siente valorada.
Mi abuela tenía razón
Las empresas exitosas no lo son por casualidad. El verdadero secreto está en el equipo. No basta con reunir talento; hay que construir confianza, mejorar la comunicación, solucionar problemas con madurez y reconocer el esfuerzo.
Si sientes que en tu equipo falta algo de esto, es momento de tomar acción. Recuerda: lo que no se trabaja, se rompe.
¡Nos vemos en el próximo artículo de El Pensadero!